"...playas vírgenes en donde cada estrella brilla más que un foco y las estrellas fugaces pasan por segundo, en medio de este espectáculo se puede ver la vía láctea. 

 

Para terminar de convertir este paisaje en una escena de película, el mar también brilla por los planton bioluminiscentes, una vez que entramos cuando ya estaba completamente obscuro, se encendió el agua y con cada movimiento parecía que movíamos un millón de luciernagas. 

 

Este fue el momento más especial del viaje, en donde no podíamos escoger si ver el agua o al cielo porque parecía que eran un reflejo, un momento lleno de energía y reflexión, en donde entiendes lo chicos que somos en comparación al universo y puedes ver la energía con tus propios ojos".